
En el marco del Seminario 2025 de la Red Liberesp/CYTED, "Agenda 2030: problemas éticos y salud pública en Iberoamérica", realizado en la Universidad de Chile, la coordinadora general de la Red Evaprop, Dra. Margoth Mena Young, expuso sobre el papel del periodismo ambiental durante la pandemia por COVID-19 y cómo la información o su ausencia influye en la formación de ciudadanías críticas, tecnocientíficas y capaces de participar en los debates públicos sobre ciencia y ambiente.
En Santiago de Chile, la doctora Margoth Mena Young, investigadora de la Universidad de Costa Rica y coordinadora de la Red Evaprop, presentó este 12 de noviembre en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, sus reflexiones sobre la relación entre salud pública y periodismo ambiental durante la pandemia por COVID-19. Explicó los efectos de la información pública en la construcción de ciudadanías informadas, críticas y capaces de participar en debates públicos sobre ciencia, tecnología y medio ambiente.
Desde el inicio, Mena-Young planteó una premisa que atravesó toda su exposición: el periodismo no es solo un oficio narrativo, sino una ciencia social capaz de catalizar procesos ciudadanos. En un contexto donde -una manera de desinformar es el silencio-, frase del investigador español Ramón Reig, subrayó la urgencia de fortalecer el periodismo especializado en medio ambiente, una cobertura que históricamente representa apenas entre el 10% y 15% del contenido mediático en América Latina. Para la investigadora, este vacío limita la comprensión pública de las urgencias ambientales y reduce la capacidad de la población de reconocer problemas, debatirlos y actuar.
Mena-Young se detuvo también en las nociones de ciudadanía, ciudadanías globales y ciudadanías tecnocientíficas, destacando que estas últimas no solo requieren acceso a información, sino herramientas para lidiar con dilemas éticos, participar de la gobernanza de la ciencia y la tecnología y usar el conocimiento para el bien común. Frente a esto, advirtió sobre la presencia creciente de anticiudadanías -marcadas por la manipulación informativa y la posverdad- y contraciudadanías -acciones que buscan desafiar o desestabilizar los consensos democráticos-, fenómenos que adquieren fuerza en escenarios de incertidumbre como la pandemia.

Uno de los ejes centrales de su presentación fue el estudio sobre la cobertura mediática ambiental en Costa Rica entre 2020 y 2021, realizado a partir de cincuenta noticias publicadas en medios como La Nación, El Financiero, CRHoy, AmeliaRueda y Delfino. Mena-Young explicó que, aunque en 2020 la prensa incorporó con fuerza la relación entre salud pública y medio ambiente, la tendencia disminuyó en 2021. Los temas más frecuentes fueron contaminación por plásticos y microplásticos, calidad del aire, incendios forestales, biodiversidad, agua potable, reciclaje, estructuras sostenibles y cambio climático. Sin embargo, la recurrencia temática no siempre se tradujo en una profundización suficiente para formar ciudadanía ambiental.
A partir del marco de Bellamy (2008), la investigadora examinó tres dimensiones: pertenencia, derechos y responsabilidades, y consecuencias. Señaló que algunos textos sí ofrecían datos claros para que el público comprendiera problemas como el impacto del uso de mascarillas y guantes durante la pandemia, mientras que otros carecían de orientaciones concretas para la acción ciudadana. La ausencia de directrices oficiales sobre el manejo de residuos, por ejemplo, mostró una brecha entre la información mediática y las responsabilidades institucionales.
La presentación incluyó comparaciones entre 2020 y 2021 que revelan cómo el interés mediático en la relación pandemia-ambiente se diluyó con el tiempo, pese a la continuidad de los problemas ambientales. Además, la doctora incorporó estudios regionales que identificaron efectos más amplios de la crisis sanitaria, desde el aumento de desechos médicos hasta la reducción de presupuestos para conservación y turismo ecológico.
En sus reflexiones finales, Mena-Young insistió en que la cultura científica -tanto cognitiva como no cognitiva- es fundamental para acceder a ciudadanías más críticas. El periodismo, recalcó, sigue siendo un canal imprescindible para acercar a la población a la evidencia, explicar beneficios y perjuicios de las políticas públicas y conectar la salud humana con el entorno natural. También destacó que las personas justifican sus posturas y acciones desde marcos situacionales y narrativas socialmente disponibles, lo que obliga a repensar cómo se comunica la ciencia para que sea significativa, contextual y útil.
Su intervención cerró con un llamado a reforzar la comunicación ambiental desde enfoques que incluyan las consecuencias de las políticas y acciones para la salud pública y que acompañen a la ciudadanía en sus distintos niveles de participación: desde la curiosidad inicial hasta la movilización social. En un panorama donde la información compite con la desinformación y la indiferencia, el reto -dijo- es construir puentes entre el conocimiento científico y las realidades cotidianas, para que la población no solo esté informada, sino empoderada para actuar.
Artículo por Santiago Mora Rivas| santiago.morarivas@ucr.ac.cr