IBEPECOR Criterios evaluacion rios Suramerica 2020
IBEPECOR Criterios evaluacion rios Suramerica 2020
Los estresores ambientales se definen como cualquier factor abiótico o biótico derivado de una intervención antropogénica que perturban el funcionamiento natural de los ecosistemas (Sabater et al. 2019). En lo relativo a los ecosistemas fluviales, estos se expresan en la degradación de hábitat, alteraciones hidrológicas, modificación de canales y factores biológicos (Dudgeon et al. 2006, Sabater et al. 2019). En este siglo y a escala global, estos estresores han aumentado en frecuencia e intensidad, así como en superficie, como una respuesta funcional al incremento de las perturbaciones humanas en la cuenca, que -sumado a los efectos del cambio climático- pone en serio riesgo la integridad ecológica de los ríos y la seguridad hídrica.
En el caso de las cuencas hidrográficas de Suramérica, estos estresores se han agrupado en cinco grandes grupos, como son: el cambio climático, los estresores a escala de cuenca, las alteraciones hidrológicas, la modificación del canal y los estresores biológicos (Torremorell et al. en prensa), siendo reconocidos como las perturbaciones ambientales más severas que promueven el deterioro de los ecosistemas fluviales en el continente. Dentro de estas perturbaciones, los estresores a escala de cuenca (ej. deforestación, agricultura, áreas urbanas, minerías. Figura 1) y las alteraciones hidrológicas (ej. regulación de flujo, extracción de agua de los ríos y explotación de acuíferos) destacan como las perturbaciones más comunes que se repiten en la mayor parte de los ríos de Suramérica (Ríos-Touma y Ramírez 2019).
En el estudio de la integridad ecológica de los ríos resulta esencial el análisis de estos estresores a escala de la cuenca y alteraciones hidrológicas asociadas, pues aportan datos e información que sustentan estrategias de manejo adecuadas de las cuencas y sus recursos hídricos. En este contexto, y a partir de la evolución y combinación de conceptos (ver, por ejemplo, Myers et al. 2000, Dudgeon et al. 2006, Mayer- Pinto et al. 2015, Matthaei et al. 2016, Poff 2017, Encalada et al. 2019), la integridad ecológica se entiende como una expresión de la calidad de la estructura y el funcionamiento de los ríos en relación a las condiciones de referencia, las cuales comúnmente se corresponden con ambiente prístinos y/o de baja perturbación humana en una red de drenajes dentro de una unidad biogeográfica.
Dentro de los diversos métodos propuestos para evaluar el estado ecológico de los ríos, por el efecto de los diferentes estresores antes mencionados, el uso de organismos acuáticos en la evaluación y monitoreo ha sido ampliamente utilizado como una herramienta complementaria a los parámetros fisicoquímicos, ya que pueden responder a la variación en las características físicas, químicas y biológicas de la condición del río (Hughes et al. 1998). Los organismos acuáticos, considerados aquí como receptores (sensu Sabater et al. 2019), son comunes en el estudio de la integridad ecológica en los ríos en todo el mundo, listándose principalmente a muchas especies de macroinvertebrados y peces, pero también se incluyen macrófitas, bacterias y virus, entre otros (Figura 2).
Las bioevaluaciones fluviales han ganado un reconocimiento importante como una medida para calcular la integridad de los ecosistemas de aguas dulces en escala global (Barbour et al. 1999, Ollis et al. 2006). Organismos como los peces y los macroinvertebrados, por ejemplo, han sido muy utilizados como bioindicadores de perturbaciones a escala de cuencas hidrográficas o en perturbaciones locales, tales como modificación de flujo, impacto de las especies exóticas, cambios en uso de la tierra o las modificaciones físicas del río, entre otros (Fierro et al. 2019). Por otro lado, los organismos primarios, como macrófitas, fitoplancton y el biofilm suelen responder de forma rápida a cambios más locales, siendo influenciados principalmente por la concentración de nutrientes, caudal, entrada de luz en el río y tipo de substrato (Van Dam et al. 1994; Wehr y Descy 1998; Winter y Duthie 2000; Lavoie et al. 2004; Ceschin et al. 2010). Otros organismos, como los virus y bacterias suelen responder a cambios de la productividad biológica del sistema y al ingreso de materia orgánica alóctona, como en el caso del impacto de las aguas residuales urbanas, industriales o agrícolas (Albinana-Gimenez et al. 2009, Mackowiak et al. 2018); en tanto que el zooplancton responde a principalmente a cambios en la velocidad de flujo y productividad primaria (Obertegger et al. 2007, Jeppesen et al. 2011), entre otros.
En la mayoría de los países de Europa la evaluación ambiental de los ríos se ha basado históricamente en la valoración de parámetros fisicoquímicos y biológicos, unificando metodologías, particularmente, cuando las cuencas son transfronterizas (Directiva Marco del Agua 2000, Mircea 2010). No obstante, en los países de Suramérica no se disponen de métodos comunes para evaluar esos mismos parámetros en ríos que traspasan fronteras políticas. Lo anterior supone una situación de riesgo y desventaja para la conservación de muchos ecosistemas fluviales en Suramérica, donde las limitaciones para el manejo de los recursos hidrobiológicos se expresan por evaluaciones independientes según cada país, ya sea para parámetros fisicoquímicos como para evaluaciones biológicas. En otras palabras, en cada país se disponen de métodos y alcances propios para evaluaciones de ecosistemas fluviales que son independientes, y no siempre contrastables, entre países vecinos.
Lo anterior supone que abordar la gestión ambiental de una cuenca transfronteriza en todas sus dimensiones socio-ambientales es un trabajo de calibración interinstitucional, y que involucra jurisdicciones de distinto nivel gubernamental, lo cual puede ser difícil de lograr en el corto plazo. Así, en la evaluación del estado ecológico de los ríos entre cuencas hidrográficas y países se deberían combinar y estandarizar metodologías con base a evidencia científicas y técnicas que puedan de ser aplicación común a lo largo del continente. Para lo anterior, en la actualidad, la mayor parte de los países de Suramérica poseen gran volumen de información ambiental sobre sus ríos; no obstante, en muchos casos esta información es de acceso limitado o de alcance muy localizado. Esta situación, sumada a un desconocimiento local de los efectos de los estresores múltiples sobre los ecosistemas acuáticos, ha puesto de manifiesto un inminente riesgo para la conservación de los ríos.
La gran diversidad de ecorregiones y tipos de ríos en Suramérica, así como la heterogeneidad de información ambiental y biológica sobre los mismos, representa un desafío importante para la gestión integrada de las cuencas hidrográficas, sus ríos y la conservación de las contribuciones de la naturaleza, también reconocidas como servicios ecosistémicos (Díaz et al. 2018). La emergencia climática, sumada a las distintas presiones humanas por uso de los recursos hidrobiológicos fluviales, hace que los gobiernos en escalas nacionales y regionales se enfrenten a los desafíos de garantizar el desarrollo sostenible en la región y simultáneamente promover el crecimiento económico y demográfico con los esfuerzos de protección ambiental necesarios para apoyar ese crecimiento.
El desconocimiento del impacto de los distintos estresores ambientales en los ríos de Suramérica por parte de los tomadores de decisiones puede afectar su conservación, lo que puede promover un daño irreversible en el medio ambiente (Mayer-Pinto et al. 2015). Es precisamente en este contexto que los objetivos de la Red Iberoamericana para la formulación y aplicación de protocolos de evaluación del estado ecológico, manejo y restauración de ríos (IBEPECOR) buscan homogeneizar criterios básicos de diseño de los programas de monitoreo y biomonitoreo ambiental que permitan disponer de una visión general y coherente del estado de los ecosistemas fluviales que sea comparable entre todas las cuencas fluviales de los países, particularmente en aquellos que comparten ríos transfronterizos. Los programas de monitoreo son una herramienta elemental para la gestión de las aguas y, por lo tanto, deben proporcionar la información necesaria para evaluar la efectividad de las medidas adoptadas (ej. restauración ecológica) y el grado de cumplimiento de los objetivos marcados.
El diseño de los programas de monitoreo debe permitir a grandes rasgos el conocer el estado de las aguas, identificar la salud de los ecosistemas acuáticos atendiendo a su sostenibilidad, riqueza y biodiversidad, determinar el grado de contaminación, valorar las consecuencias de la emisión de diferentes contaminantes procedentes de fuentes de contaminación puntual y difusa, evitar o reducir el deterioro producido por diferentes impactos y evaluar el efecto de las alteraciones hidromorfológicas, entre otras.
De igual manera, la implantación de los programas de monitoreo es esencial para vigilar la calidad de las aguas que están destinadas a determinados usos (Navarro-Ortega et al. 2015), en particular las utilizadas para el abastecimiento de poblaciones (Vörösmarty et al. 2010). Así, la estandarización y unificación de criterios para la evaluación de los ríos en Suramérica posibilitará el orden regional para el manejo de los ríos y cuencas hidrográficas a escalas espaciales y temporales variadas, implicando la previsión a largo plazo para la conservación de los recursos hidrobiológicos fluviales. El manual “Criterios para la evaluación de estresores y parámetros en la estimación del estado ecológico de ríos en Suramérica” propone una metodología para la selección de parámetros ambientales básicos para la evaluación y el monitoreo estandarizado en los ríos de Suramérica.
El objetivo específico de este manual es proveer, en base a la evidencia científica y técnica, criterios comunes y protocolos armonizados para el diseño y aplicación del monitoreo optimizado de los ríos y la evaluación de su estado ecológico, con lo cual los actores involucrados en la evaluación y gestión de las cuencas hidrográficas y sus ríos en cada país podrán usar y emplear información ambiental contrastable entre diferentes sistemas fluviales. Es del interés común que este aporte sirva para mejorar la generación y manejo de información ambiental de los sistemas fluviales con criterios similares entre gestores e investigadores, sirviendo también como apoyo a la gestión gubernamental y la aplicación de políticas públicas para el manejo adecuado de los recursos hidrobiológicos fluviales.