Construcción y evaluación de capacidades de gestión e innovación en las universidades
La innovación en las universidades ha tomado relevancia en los últimos tiempos en los campos de la ciencia y la ingeniería.
Por tradición, las universidades se enfocaban en la formación del recurso humano que requiere la sociedad; sin embargo, en tiempos recientes ha incrementado la importancia de cumplir con su rol académico, de investigación y también de extensión, que se entiende como aquella labor de impacto en el entorno, de manera vinculada con el gobierno, las empresas y la sociedad, en la visión de transferir el conocimiento que se genera a través de las investigaciones.
Pocas instituciones han tenido éxito en la transferencia de este conocimiento a las empresas y la sociedad, y aún más en la creación de un sistema donde este conocimiento fluya en ambas direcciones. Además, existen prácticas individuales, pero no políticas que sistematicen tales esfuerzos y, en muchas ocasiones, falta una estrategia organizada para dirigir y mejorar tales actuaciones.
La innovación, desde esta perspectiva, se convierte en una herramienta para lograr esta integración que permita incrementar la productividad de las empresas, mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y la competitividad de los países.
Se reconoce ampliamente que lograr y mantener cualquier resultado de desarrollo, depende de la habilidad de los múltiples e interconectados actores
para trabajar juntos de forma efectiva. Para que el conocimiento se genere, se desarrolle, se pruebe y se transfiera, se requiere de la acción coordinada y colaborativa y los recursos del gobierno, sociedad civil, sector privado, universidades, emprendedores y otros. A este grupo de actores se le denomina el ecosistema de innovación (Autio and Thomas, 2014).
El Manual de Oslo es reconocido internacionalmente por proporcionar pautas para recopilar, informar y utilizar datos sobre innovación. Define la innovación como “un producto o proceso nuevo o mejorado que difiere significativamente de los productos o procesos anteriores de la unidad y que ha sido puesto a disposición de los usuarios potenciales o comprado para su uso”.
Ciertamente, la innovación no está restringida; de hecho, el manual define cuatro tipos de innovación: i) innovación de productos, ii) innovación de procesos, que son las innovaciones tecnológicas, iii) innovación de marketing e iv) innovación organizacional, que son las innovaciones no tecnológicas.
Los cuatro pueden ayudar en la innovación desarrollando e identificando actores en cada esfera (OECD, EUROSTAT, 2005). Aunque el Manual de Oslo brinda una guía clara sobre los procesos de innovación y maneras efectivas de medirla en cada etapa, tiene como limitante un enfoque meramente empresarial.
Por otra parte, los términos innovación y capacidades de innovación solo han sido utilizados en el campo de I+D, sin tomar en consideración el impacto que el ecosistema y sus alrededores tienen en estos conceptos (García Osorio, Quintero Quintero, & Perez-Arias, 2014).
La innovación no puede permanecer en las instancias de I+D, más bien, debe buscar aproximarse a todos los usuarios, proveedores y clientes de las organizaciones gubernamentales, no gubernamentales, empresariales y educativas en todos los sectores (OECD, 2010).
Estos principios explican los esfuerzos desde el ámbito regional e iberoamericano por generar una nueva manera de articular la innovación entre las universidades y el espacio social en el cual actúa con experiencias como CECIAC y su foro permanente.
La red Construcción y Evaluación de las Capacidades Innovadoras del Sector Académico (CECIAC), es una red de investigación y desarrollo auspiciada por CYTED (Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo), la cual promueve el desarrollo de la innovación a través del Foro Permanente CECIAC, un espacio virtual donde se realiza un diálogo acerca de experiencias “tropicalizadas” de países iberoamericanos.
El Foro Permanente CECIAC está dirigido a desarrollar las capacidades para la gestión de la innovación, tanto a nivel de las universidades como del sector público y privado. Permite facilitar el intercambio de conocimientos científico-técnicos entre países, estimular
la formación de recursos humanos, establecer relaciones interinstitucionales estables y compartir experiencias y conocimientos.
Participan en esta red más de 50 investigadores de 10 instituciones de 8 países de Iberoamérica, a saber: Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, España, Guatemala, Panamá y Perú, con sus correspondientes instituciones afiliadas:
Argentina Universidad Nacional de Misiones |
Colombia Universidad de Medellín |
Chile Universidad de Concepción |
Ecuador Escuela Superior Politécnica del Litoral ESPOL |
España Universidad Politécnica de Cataluña y el Centro |
de Innovación Ciudadana Citilab |
Guatemala Universidad de San Carlos y Universidad Galileo |
Perú Universidad Católica de Santa María de Arequipa |
Panamá Universidad Tecnológica de Panamá y el Instituto Técnico Superior del Este |
CECIAC tiene como objetivo principal fortalecer las capacidades de gestión de innovación tecnológica con enfoque tanto tecnológico como no tecnológico con orientación prosocial; además, plantea como objetivos específicos:
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Mapear las capacidades de innovación de las universidades socias de la red CECIAC.
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Potenciar buenas prácticas en cada universidad socia de la red CECIAC.
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Desarrollar una plataforma regional dinámica para potenciar la gestión de
innovación a través de la red CECIAC.
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Promover la innovación empresarial y el emprendimiento con orientación prosocial
en la región iberoamericana.
Como resultado de esta interacción de las universidades, se creó durante la pandemia de COVID-19 el Foro Permanente CECIAC con el objetivo de compartir experiencias que pueden ser replicadas por tener una misma realidad y similitudes en las culturas de los países iberoamericanos.